Guía para acompañar primeras menstruaciones

Desde hace muchas décadas y generaciones a las personas menstruantes se les ha presentado el ciclo menstrual únicamente desde el punto de vista de la relación sexual y desde la posibilidad de quedar embarazadas sin darse cuenta. También se ha presentado como un destino inexorable de vida, el destino de ser mujer y madre. Por si fuera poco, también se ha relacionado la menstruación a una especie de castigo divino que deben pagar las mujeres, por eso es lógico que duela y sea molesto.

Aunque no a todas las personas les resuenen estas concepciones, es real que están en el imaginario social. Lo evidenciamos en el poco o nulo conocimiento que tenemos acerca de nuestros ciclos menstruales más allá de la parte reproductiva, en la conexión que hacemos entre dolor e incomodidad y menstruación y en el miedo, o mejor dicho terror, a veces hasta irracional, al embarazo.


Si tenés una hija, hije, hermana, sobrina, etc., que está transitando su menarquia y querés acompañarla, este artículo es para vos. Esta es una guía con consejos y aspectos a tener en cuenta en el acompañamiento y convivencia con una niña o preadolescente. No es necesario ni espero que apliques todo lo que aquí expongo; podés tomar las ideas que te resuenen o no tenías en cuenta aún.


1: Hacer conscientes nuestras representaciones acerca del ciclo menstrual y recuperar la sabiduría menstrual.

El primer paso para acompañar a tu hija, hije, a transitar este momento es indagar en tus propias concepciones acerca de la menstruación. Seas mujer o seas varón. En la mayoría de los casos quienes acompañan a sus hijxs son las madres, pero los hombres no tienen por qué estar excluidos de la situación. Lo mismo si no sos la madre o el padre: puede ser una tía, abuela, hermana mayor, madrina, etc., quien acompaña. Los consejos que aquí expondré valen para todes.

Este momento puede ser una gran oportunidad de conexión con tu sabiduría menstrual o, en el caso de ser varón, de comprender la naturaleza de la menstruación para ser un gran compañero de las mujeres que amás y son parte de tu vida.

Podés empezar haciéndote las siguientes preguntas: cuál es mi verdad sobre el ciclo menstrual? ¿Cómo me hace sentir esa información? ¿Qué mensajes he recibido de mi familia y de la sociedad acerca de la menstruación? ¿Cómo experimento mis menstruaciones: con placer, con dolor, con incomodidad? Si sos varón: ¿qué me genera la menstruación? ¿Cómo me he llevado con las menstruaciones de las mujeres con las cuales compartí? ¿Qué mensajes recibía de ellas?

¿Qué puede enseñarme el ciclo menstrual?

Por último, recordar cómo te sentías a esa edad: en la pubertad.


2: Aprender y reaprender

Suena reiterativo, pero no lo es. Hay cosas que aprenderemos que no sabíamos sobre el ciclo menstrual en general y cosas que sabíamos mal jaja. Por ejemplo, el hecho de que la sangre menstrual no tiene olor y que usando productos como la copa menstrual o las toallitas de tela ese olor desaparece. Lo mismo con la picazón vulvar.

Para este paso te recomiendo que busques información sobre cómo funciona el ciclo menstrual, cuáles son las hormonas que intervienen y qué producen en nuestro cuerpo y emociones. Recordá que las hormonas son mensajeros químicos que comunican ovarios, útero y cerebro. Por eso nuestros estados de ánimo suelen variar a lo largo del mes.

Libros que te recomiendo para ello: "Cómo mejorar tu ciclo menstrual" Lara briden. “Manual introductorio a la ginecología natural” de Pabla Pérez San Martín. “Cuerpo de mujer, sabiduría de mujer” de la doctora Northrup. Anatomía del placer, Sofia Slobo Praisi.

También te recomiendo el Curso del método sintotérmico, si aprender el MST te volver experta en tu ciclo, es una herramienta de por vida.



3: Alternativas de gestión menstrual. ¿Cuál es la mejor para las primeras menstruaciones?

Otra forma de reaprender es conocer los productos de gestión menstrual reutilizables que nos dan mucha información acerca de nuestra menstruación que usando descartables es imposible saber. En este punto, si sos una persona que menstrúa, recomiendo que, si no los usás, indagues en cuál te gustaría usar o cuál se adapta a tus necesidades y lo pruebes, porque es mucho más rica la experiencia que lo que puedas saber de ellos. Vuelvo a repetir: acompañar a una persona en su menarquia puede ser una oportunidad de sanación y autoconocimiento propio.

Si no sos una persona que menstrúa, igualmente es importante que tengas la información sobre todas las alternativas menstruales para poder comunicárselo a tu hije, hermana, hermane, sobrina, sobrine.

A continuación mencionaré todas las alternativas que encontramos hoy en el mercado para recibir la menstruación, y luego te guiaré en cómo saber cuál es la más adecuada para una niña o preadolescente que está atravesando su menarquia:

Sin lugar a dudas no recomiendo usar descartables porque irritan la vulva, producen mayor sangrado y distorsionan la naturaleza de la sangre menstrual, haciendo que tenga un color, olor y cantidad diferentes. Sin embargo, tampoco recomiendo obligar a que usen productos reutilizables si no lo desean. Es importante brindarles toda la información y luego que la persona que va a usarlos elija libremente.


Copa menstrual: es un dispositivo que se introduce en la vagina y contiene la sangre menstrual. Es muy cómoda y segura; cuenta con todos los estándares de calidad y sanidad porque es un material de fácil esterilización e hipoalergénico. Sin embargo, el hecho de colocarse algo externo al cuerpo puede ser difícil, incómodo o brusco para una niña que recién empieza a menstruar.

Existen copitas pensadas para primeras menstruaciones, son más pequeñas.

Usar o no copita dependerá nuevamente de la niña, niñe, adolescente: depende de la edad, la relación que tenga con su cuerpo, su personalidad, sus gustos y, obviamente, de la información que tenga. Por eso nuevamente recomiendo charlar sobre cómo se usa la copita y sus beneficios.

Si vos no usás copa menstrual, te recomiendo contactar a una asesora. Todas las vendedoras de copitas brindan asesoramiento previo. También podés contactarme a mí.


Toallitas de tela: es para mí la opción más sana y amable para las menarquías.

Las toallitas están fabricadas con telas técnicas que absorben e impiden que pase el flujo menstrual, pero dejando que la piel respire.

Sin dudas, comenzar usando estas alternativas hará que las nuevas generaciones tengan una experiencia mucho más positiva con sus menstruaciones.

El único posible inconveniente o trabajo extra que implica usar tela es el hábito del lavado, pero dejame que te tranquilice: ¡se pueden lavar en lavarropas! Simplemente es necesario un remojo previo o quitar la sangre debajo del chorro de agua fría de la canilla.

Es un hábito a generar pero que contribuye al desarrollo y autocuidado de tu hije.


Bombacha menstrual: es una bombacha que por dentro tiene telas absorbentes e impermeables y respirables que impiden que el flujo menstrual se pase. Es el mismo sistema que las toallitas de tela, pero son más cómodas, ya que son más anatómicas.

Otro punto a favor de estos dos últimos productos es la variedad de marcas, modelos, telas, colores y texturas que le dan más emoción al momento de elegir un producto para recibir la menstruación. Una bombacha que le guste, unas toallitas que sean coloridas o no, es un regalo hermoso y pone a la menstruación en un lugar lindo y positivo.

Por último, el hecho de recomendar productos amigables con el medio ambiente también transmite una enseñanza importante a las nuevas generaciones y un sentido de responsabilidad con su ambiente y entorno.


4: Ahora sí, a comunicar. Pero ¿Cómo comunicar?


Frases que debemos dejar de decir a lxs preadolescentes en su menarquia:


“Te hiciste señorita”

Como mencioné al principio, el hecho de menstruar no nos hace necesariamente mujeres y tampoco adultas de un día para otro.

Debemos entender que el género mujer es una construcción social. Si bien sabemos que las diferencias entre los sexos existen, muchas veces se han inventado o encasillado formas de ser en etiquetas “hombre” o “mujer”, y eso es una carga para muchas personas, más aún cuando estamos en desarrollo.

En primer lugar, porque la menarquia puede ocurrir entre los 9 y 14 años. Imagínense una niña de 9 años a la que le decimos que ya es señorita.

Es real que menstruar también implica un duelo que tiene que ver con la transformación: todo nuestro cuerpo y nuestras emociones están cambiando drásticamente. Eso se puede sentir, pero si a eso como adultxs le sumamos el peso de que “ya se terminó la infancia” y “ahora es señorita”, seguramente les preadolescentes ubiquen este momento como uno de los más desagradables de su vida y les genere una angustia innecesaria.

En segundo lugar, estamos ante una persona en desarrollo; incluso hasta de adultos pesan las etiquetas, porque seguimos transformándonos durante toda la vida. Hoy sabemos que existe un amplio espectro de identidades sexuales. Quizás tu hije, hermana, sobrina, no se identifique con el género mujer; también hay infancias trans, niñes que a temprana edad no se identificaron con el género asignado al nacer.

Es por eso que esa frase tiene un peso demasiado grande que ningún preadolescente debería cargar, para vivir con más libertad y placer sus procesos de crecimiento y desarrollo. Por eso, durante todo el artículo he estado usando el lenguaje inclusivo. Sé que para muchas personas es incómodo y hasta genera rechazo la lectura, pero en este caso es más que necesario.


“Ahora podés quedarte embarazada”

Nuevamente, estamos ante una persona en crecimiento que tal vez aún no está pensando, ni su cuerpo está preparado, ni está sintiendo deseo sexual hacia otras personas.

Esa frase inflige un miedo que puede volverse irracional. Hay historias de muchas mujeres que luego de la menarquia pensaban que podían embarazarse hasta con una mirada del chico que les gustaba, o disparates así. Hice una encuesta en Instagram y me encontré con una experiencia así.

Es importante explicarles cómo funciona el ciclo menstrual/ovulatorio sin correr el eje exclusivamente a la reproducción.

Nuestra naturaleza cíclica va más allá de la posibilidad de tener hijxs: es un regulador de nuestra salud, es una herramienta de conocimiento propio y del ambiente, de los ciclos de la naturaleza; es un regulador emocional, es una forma de conectar con nuestra creatividad, es una herramienta de autocuidado y sanación.

Además de brindar nuevos y más significados a la experiencia de menstruar, es fundamental brindar información lo más objetiva posible. Lo que quiero decir con esto es que muchas veces las mamás nos han depositado miedos que no eran nuestros. Es entendible el miedo a un embarazo no deseado por parte de una mamá, papá o persona a cargo de su hije, pero entendamos que la mejor forma de prevenir es brindando información de calidad y posibilidades de elección.

Hablar sobre sexo y métodos anticonceptivos dependerá de las inquietudes que tenga el/la preadolescente y de la edad. No es lo mismo una menarquia a los 9 años que a los 14 años.


“Ahora debés cuidar más de tu higiene”

Mucho tiempo relacionamos la menstruación a un momento sucio y desagradable, pero no es real. Como activista menstrual propongo dejar de relacionar la palabra higiene con la menstruación. Por eso decimos gestión, en lugar de higiene menstrual.

Lo que produce la palabra higiene es vergüenza. Vergüenza de un proceso de salud que es inevitable. Entonces nos deja paradas en un lugar muy incómodo y genera tabú alrededor de la menstruación.

Sí está bien enseñar hábitos saludables —como cada cuánto cambiar una toallita, si es de tela prestar atención al lavado—, pero cuidado cómo lo decimos y las palabras que usamos.


Comentarios sobre el cuerpo

Las hormonas del ciclo menstrual, más en los primeros años de menstruaciones, pueden generar muchos cambios en el cuerpo. Evitar comentarios o chistes sobre el cuerpo de las y los preadolescentes.

Es muy común escuchar comentarios o chistes acerca de si engordaron, si les salieron granos o si les crecieron las tetas.

Entendamos que es un momento sensible, de mucha inseguridad y debemos cuidarlas. Comentarios sobre el cuerpo pueden hacerlas sentir inseguras y fomentar problemas de autoestima.

Si algo en relación a su cuerpo nos preocupa, seamos sensatos y hablemos de frente, no en forma de chistesito ni comentario por lo bajo.

Si me preocupa su alimentación, por ejemplo, fomento hábitos de alimentación saludable y le informo mi preocupación sobre el exceso de algunos alimentos. Sin señalar o culpabilizar.


5: Habilitar el espacio de escucha

Si bien es importante hablar y transmitir la información sobre el funcionamiento del ciclo, las alternativas de gestión menstrual, los cambios que puedan experimentar, etc., es primordial que haya un contexto y espacio para escuchar.

Si este espacio existe, seguramente tu hija, hermana, sobrina, etc. se sentirá cómoda para preguntar; te contará sobre sus deseos o inquietudes y vos podrás brindarle la información que necesita en ese momento, ni más ni menos.


¿Cómo generar el espacio?

Conocer a esa persona. Aunque seas su mamá o su papá, recordá que es una persona en crecimiento y cambio permanente.

Preguntale u observá qué música escucha, cuáles son sus intereses, si le gustan las actividades artísticas o el deporte, qué piensa de algunas cuestiones sociales, si le interesan. Siempre en tono de pregunta y curiosidad por sus deseos e intereses.

Luego de preguntar podés brindar tu opinión desde ese lugar: el de dar tu opinión habilitando su palabra, su propia visión y opinión de las cosas.

Compartir actividades que disfruten ambos: puede ser simplemente tomar un helado, escuchar una música o cantante que les guste o ver una película o video de YouTube que les guste ambxs.

No digo que seas su amiga o amigo, porque no lo serás; sos su figura materna/paterna, pero sí una persona en la que puede confiar, y un lugar a donde ir cuando tenga miedo o incertidumbre.

Estos espacios no vienen dados, ni aun siendo los padres: deben construirse.


6: Rito de paso

Los ritos de paso son ceremonias que se hacían antiguamente en las tribus o comunidades. Solían hacerse para marcar el final de la infancia e inicio de la vida adulta; funcionaban como un corte simbólico que, al compartirse socialmente, le daba sentido de pertenencia al o la joven.

Lo más lindo de estos ritos era el hecho de ser colectivos y de compartirse.

Hoy no tenemos esos ritos de paso y nuestras vidas perdieron ese simbolismo y espacios comunitarios; todo tiende a ser más individualista.

El momento de la menarquia puede ser un lindo momento para hacer una celebración que incluya a otras personas.

Obviamente, todo dependerá de la niña o adolescente, de sus gustos y su entorno.

Por ejemplo, si tiene primas de su edad, puede organizar una actividad entre primas, tías, madres e hijas.

Puede hacer un círculo de mujeres en el que hablen de cómo fueron sus experiencias con la menstruación o alguna actividad como hacer pulseras rojas entre todas, o simplemente una comida.

Puede haber un regalo que funcione como rito de paso. Un regalo especial de parte del adulto a la niña, niñe, adolescente.

Puede ser una cajita con toallitas de tela, libros relacionados a la menarquia, una libreta con hojas en blanco en donde pueda comenzar a hacer su lunario, si quiere.

El regalo es un lindo detalle que marca un corte, un antes y un después, y que sea sentido de forma positiva.


7: Enseñar a hacer un lunario

Parte de brindar información sobre el ciclo es explicar que existen unas energías cíclicas que habitan en las personas menstruantes y que se expresan de muchas maneras: en la forma de vestirse, los gustos por la comodidad, las ganas de hacer o no actividades; en el cuerpo (a veces estamos más hinchadas, a veces nos salen granitos, a veces nos sentimos con más energía y a veces cansadas).

Todo eso forma parte de nuestra energía cíclica, y para conocerla, qué mejor herramienta que un lunario.

Un lunario consiste en hacer un círculo y dividirlo en 28 partes. Allí registraremos nuestro ciclo menstrual.

No me extenderé aquí en cómo hacerlo y cómo registrar nuestro ciclo, pero tengo un video en el que lo explico en mi cuenta de Instagram.


8: Acompañar la menarquia no tiene por qué ser tarea exclusiva de la madre

En primer lugar, puede pasar que por los motivos que fuera la madre no pueda llevar a cabo este acompañamiento, pero sí quizás una hermana mayor, una tía, una amiga de la familia.

Vale pedir ayuda: si estás en esta situación y te sentís agobiada o no sabés bien cómo empezar a acompañar a tu hija, podés pedir ayuda a un profesional; puede ser una ginecóloga de confianza o una psicóloga. Incluso hay talleres y terapeutas que se dedican a eso.

Si no tenés las energías para hacerlo ahora, podés pedir ayuda o acompañamiento en tu red de afectos. Con preguntar no perdemos nada.


Los hombres pueden y deben incluirse

Los varones están igualmente capacitados para acompañar en estos procesos a sus hijas.

Dependerá de la dinámica familiar y de cómo se sienta cómoda cada familia, pero los consejos que aquí mencioné valen tanto para hombres como para mujeres.

Es importante entender que la menstruación no es solo cosa de mujeres y que el apoyo de un padre es importante para la niña o adolescente. Lo mismo los hermanos o amigos varones.

No me refiero a que se sienten todos a hablar de la menstruación de Juanita en la casa. Me refiero a que la educación menstrual vale para todos en la casa.

Que nadie se alarme o incomode por una bombacha en remojo, o una mancha de sangre, por ejemplo.

O evitar hacer comentarios desafortunados como los que ya he mencionado.

Es importante que todos los convivientes se impliquen de alguna manera en la temática, porque las personas menstruantes somos la mitad de la población y la otra mitad debe entender de qué se trata esto para acompañar y lograr mejores vínculos y convivencias.

Espero que esta información les sea útil y lxs acompañe.




Luna Gramigna

Psicóloga clinica formada en salud sexual M.P.N 3003

Educadora certificada del Método Sintotérmico.

Atención virtual y presencial.

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